jueves, 11 de junio de 2015

EL CEREBRO ADICTO


El problema  de las adicciones no es algo nuevo, desde mucho tiempo atrás viene dejando estragos en la sociedad. Solo que hasta hace algunas décadas se consideraba que las personas adictas tenían un problema moral y de falta de voluntad, hoy se reconoce como una enfermedad y se sabe cómo tratarla.
La adicción se define como una enfermedad crónica caracterizada por la búsqueda y el uso compulsivo de una sustancia a pesar de saber los daños que ocasiona. La adicción al ser una enfermedad, puede ser tratada.
Cuando la ciencia empezó a estudiar la conducta adictiva en la década de 1930 se pensaba que las adicciones eran cuestión de falta de moral y voluntad, por lo que en lugar de prevenir el problema, se castigaba y etiquetaba a las personas adictas.
A raíz de importantes descubrimientos que empezaron en la última década del siglo pasado, se ha ido transformando nuestra comprensión de las adicciones y la imagen del adicto. Se comprobó que las drogas modifican la química, la estructura y el funcionamiento del cerebro, por lo que la adicción se considera hoy una enfermedad del cerebro.
Ejemplos de algunas sustancias nocivas: nicotina, alcohol, inhalables, cocaína.
La adicción es una enfermedad que progresa por etapas. Durante la primera etapa las personas utilizan sustancias para obtener la euforia que estas brindan, pero para quienes consumen drogas de forma crónica este consume se convierte rápidamente en enfermedad, ya que se hacen dependientes, porque el cerebro se empieza a adaptar a la sustancia.
Signos que sugieren adicción: Consumir la droga de manera regular, gastar en droga más de lo que se tiene, hacer cualquier cosa para obtener la droga y sentir que no se puede vivir sin la droga.
El abuso de drogas altera ciertas zonas del cerebro, se modifica el ritmo cardiaco, la respiración, el sueño, ya no se piensa, planea, no se resuelven problemas, no se toman decisiones de manera normal. El cerebro sufre severos daños, por lo tanto nuestro cuerpo.
La mayoría de las drogas interfieren con la actividad de un neurotransmisor llamado dopamina, que desempeña un papel fundamental en las sensaciones de placer. Así, cuando falta la droga el cerebro ya no cuenta con dopamina suficiente y la persona deja de disfrutar cosas naturalmente placenteras, lo que conduce a la apatía y a la depresión. "Cuando el cerebro comienza a adaptarse a altos niveles de dopamina, el individuo tiene que usar más y más droga para obtener el mismo efecto", añade Rubén Baler. Es decir, se desarrolla tolerancia a la droga. En el individuo que ha llegado a esta etapa, la falta de droga provoca el llamado síndrome de abstinencia, con síntomas como ansiedad, irritabilidad, náuseas, insomnio, episodios de sudoración, temblores y psicosis, y puede llevar a la muerte.
Ciertas investigaciones muestran que la tolerancia a las drogas puede generar cambios muy profundos en las neuronas y en los circuitos cerebrales, con efectos que pueden ser graves.
Igualmente, el abuso de sustancias a largo plazo suele provocar condicionamiento: ciertos factores ambientales se empiezan a asociar con la experiencia de la droga y provocan un deseo incontrolable de consumirla.
Este condicionamiento es tan fuerte que la adicción puede resurgir incluso tras muchos años de abstinencia.
Los adolescentes son los más vulnerables ante el uso de las drogas, ya que ellos se dejan llevar por las emociones más que por el raciocinio, además que ciertas funciones cerebrales no están completamente desarrolladas, por lo que las drogas los pueden afectar más severamente que a un cerebro adulto.
Se ha descubierto que  los mismos mecanismos cerebrales que participan en la adicción a las drogas aparecen en la compulsión de comer y el consecuente desarrollo de la obesidad. De la misma forma se puede dar la adicción a los juegos de azar o al sexo, entre otros, aunque en un principio estas conductas no sean adictivas pueden llegar a serlo.
Otro grupo vulnerable ante las adicciones son las personas que padecen alguna enfermedad mental, ya que al empezar a usar algún tipo de droga la persona pensará que esa es la solución a su problema y se hará dependiente a ellas, sin saber que además de su problema mental ha adquirido una adicción.
Todas las adicciones pueden tener consecuencias graves para la salud y las relaciones humanas de la persona.
Por lo tanto, el tratamiento debe definirse según la persona, el tipo de sustancia, su ambiente en general, no se intenta resolver únicamente su problema de salud, sino también considerar su familia, su lugar de trabajo. Se requiere una terapia multidimensional que procure entrenar nuevamente un cerebro que aprendió algo totalmente anormal. La adicción es crónica e incurable, se pueden tener recaídas durante el tratamiento, como con cualquier enfermedad, y esto no debe tomarse como un fracaso, sino que se tiene que repetir. Un tratamiento exitoso no debe medirse sólo por la abstinencia, sino por la disminución de las recaídas, así como de su gravedad y duración.
Pero para no llegar a necesitar tratamiento Rubén Baler propone la prevención universal: "Evitar todo lo que sabemos que es dañino y tratar de promover y enaltecer lo que sabemos que es positivo".
Casi todos de alguna manera u otra hemos conocido o tratado a alguna persona con algún problema de adicción, ya sea en nuestra familia, en nuestro grupo de amigos, en el trabajo, etc. en los cuales el objeto de la adicción puede variar pero la conducta es similar. Debemos estar conscientes que la adicción es una enfermedad que no solo afecta a la persona adicta sino a las personas que se relacionan con ella. Que hay tratamiento para las adicciones, pero se necesita mucho del apoyo familiar y de la sociedad. Aunque lo ideal es que formáramos una cultura de la prevención y así evitar que las adicciones sigan afectando a más personas, principalmente a los adolescentes, quienes son el grupo más vulnerable.
Cuando hablamos de adicciones rápidamente se viene a la mente una persona alcohólica, fumadora, drogadicta, que inhala sustancias tóxicas. Sin embargo hay que tener en cuenta que todo lo que nos provoque dependencia es una adicción, como la adicción a la comida, al sexo, al café, al refresco de cola que muchísima gente toma no una sino varias veces al día, y no solo en la comida, inclusive hay personas que en cada oportunidad que tienen adquieren un refresco con esas características, lo cual desencadena enfermedades como la obesidad y la diabetes, por el exceso de glucosa en sangre, además de la descalcificación de huesos por la ingesta de tanta cafeína y otros ingredientes que contienen estas bebidas y que ni siquiera conocemos a ciencia cierta, por mencionar algunos ejemplos de adicciones que muchas de las veces no relacionamos como tal.
Recuperarse de las adicciones es un desafío de toda la vida. Pero si estamos ahí para apoyar a familiares o amigos, será más sencillo de enfrentarlas. Saber que alguien cree en él o ella le ayudará y motivará para superar el oscuro mundo de las adicciones.
Elegí hablar del presente tema porque creo que es una problemática que se da mucho en nuestros días, y más entre la población joven, además es bueno estar actualizada respecto al tema y así estar más consciente de la enfermedad y poder prevenir a las personas que nos rodean. El escrito está basado en la nota “El cerebro adicto” de Verónica Guerrero Mothelet, periodista y divulgadora de la ciencia, colabora en ¿Cómo ves? y otras áreas de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia, y como corresponsal ocasional para la revista Nature Biotechnology, e incluí algunas aportaciones propias.

Imagen:
http://www.comoves.unam.mx/numeros/articulo/177/el-cerebro-adicto

Obtenida el 11 de Junio de 2015.

sábado, 30 de mayo de 2015



Mapa Conceptual del ensayo: Aprendizaje autónomo: eje articulador de la educación virtual[1] 

[1] Tomado con fines educativos de: Sierra Pérez, J. H. (2005). Aprendizaje autónomo: eje articulador de la educación virtual. Revista virtual Universidad Católica del Norte.  0(14). Fundación Universitaria Católica del norte, Colombia. Recuperado el 25/03/15, de: http://www.redalyc.org/articuloBasic.oa?id=194220381010

lunes, 18 de mayo de 2015

Resumen:          ¿Qué es ser un estudiante en línea?                                                     de Millán Martínez, S. (2014)



Hoy en día el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) han venido a transformar la forma en como interactuamos, pero sobretodo, la manera en como aprendemos; ejemplo de ello, es la creación de escuelas virtuales. Sin embargo, esta modalidad de estudios presenta nuevos retos y desafíos para todo aquel que aspire a convertirse en un estudiante en línea.

Etapas y evolución de la modalidad abierta y a distancia:
Etapa 1. Enseñanza por correspondencia (Surge a finales del siglo XIX y principios del siglo XX).
Etapa 2. Enseñanza Multimedia (Surge a partir de 1960).
Etapa 3. Telemática (Surge a partir de 1970).
Etapa 4. Enseñanza colaborativa basada en Internet (Surge a partir de 1990).

En un entorno virtual no hay lugar para un aprendizaje pasivo y dirigido, sino que, a partir de aquí tendrás que convertirte en un agente activo de tu propio aprendizaje.
La etapa 4. Enseñanza colaborativa basada en Internet, da lugar al surgimiento de la educación en línea, la cual propicia un cambio sustancial, dejar de ser alumnos para convertirse en estudiantes.

Características que debe poseer un estudiante dentro de la educación en línea:
· Actitud proactiva.
· Compromiso con el propio aprendizaje.
· Conciencia de las actitudes, destrezas, habilidades y estrategias propias.
· Actitud para trabajar en entornos colaborativos.
· Metas propias.
· Aprendizaje autónomo y Autogestivo.

Retos
· Dejar atrás el aprendizaje dirigido
· Evita memorizar y repetir el conocimiento.
· Dejar atrás los entornos competitivos.
· Gestión y administración del tiempo.
· Destrezas comunicativas.

Quizá, el desafío más grande al que te enfrentarás como estudiante en línea será convertirte en todo un alfabeta digital.

Mitos relacionados con la educación en línea:
 · Es fácil y sencillo estudiar en línea, solo hay que estar en la computadora y ya.
· No hay que leer nada, basta con copiar y pegar la información que encuentre en la red.
· Como no me conocen (físicamente), puedo dejar de estudiar en cualquier momento.

Ser un estudiante en línea no es fácil ni difícil, basta, con aplicar estrategias y acciones que te permitan autogestionar tu aprendizaje, asimismo, resulta fundamental crear un compromiso contigo y con tu aprendizaje, así como desarrollar tu comprensión lectora, puesto que el entender lo que lees te evitará frustraciones y pérdidas de tiempo. ¡

¡Adelante avante!

imagen: http://techcetera.co/mis-aventuras-de-estudiante-en-linea-y-mis-desventuras-tambien/